Le Vin & Sa Musique, Harmonies bordelaises — El Vino y su música, harmonías de Burdeos – de Ylan Schwartz, es un libro insólito, prácticamente surrealista. Es, sin duda, una demostración clara de la capacidad de imaginación humana de combinar (o por lo menos intentar) lo imponderable: en este trabajo el autor representa o combina con música mas de setenta grandes añadas.
Así es como Ylan expone su trabajo :
Nació en mí, en 1985, la idea de establecer un puente entre el vino y la música. Entré en contacto con produtores de Grand Cru e les solicite una docena de grandes añadas que yo habia selecionado. Inmediatamente propuse a colegas del Grupo Degustateurs du Grand Jury analizacen los vinos a ciegas, usando el método de degustación que habia estabelecido.
Realizada esta selección, busque el perfil musical que pudiese corresponder a la personalidade de esos vinos, mas o menos como si dirigiese una receta de cozinha, una pizca de Haydn, la energía de Beethoven, la profundidad de Shubert y algunos toques de la claridade solar de Mozart.
Definí después algunas equivalencias entre las dominantes degustativas y las dominantes sonoras, a saber:
•entre el cabernet sauvignon y el violín
•entre el cabernet franc y la viola.
•entre el merlot y el violoncelo.
Municiado de esas “recetas”, oi dezenas de obras hasta encontrar aquella que expresase lo más próximo a la personalidad del vino. Finalmente busqué expresar por escrito mis impresiones tanto del vino como de su música.
Para completar la tarea, me restava combinar los dos textos. Así nació este livro.
Mi propósito fué hacer que el lector enfrente la vorágine de sus sentidos de modo que tenga la sensación de pasar de los colores a los sabores, de los sonidos a los perfumes, como si estuviese obligado a degustar al unísono El Vino y su Música.
Vea abajo dos muestras de la inspiración eno-musical de Ylan.
Château Pichon Longueville - Comtesse de Lalande 83
Felix Mendelsshon-Bartholdy: Cuarteto de cuerda nº 1, en re mayor, opus 4, 1er movimiento.
Color de granada muy acentuada y de aspecto luminoso, la vestimenta aterciopelada de este vino bastante joven pronostica encanto y vivacidad, tamaño es el impulso de este primer movimiento rápidamente conducido por el primer violín.
Joven y fresco, la “nariz” tiene bella nobleza de apariencia, bien femenina. Intenso y fuerte, ofrece aromas de flores del campo en un maravilloso final de violeta. La gracia, la elegancia, la vivacidad del tema musical responden harmoniosamente a esta impresión floral y refinada.
En el paladar, el ataque es vivo, franco, firme y musculoso como una bailarina, encontrando eco maravilloso en el impulso de todas las cuerdas.
El terrible verano del año 1983 donde los elementos se desencadenaron hizo nacer esta joven e intrépida amazona, inquieta y apasionada.
Los sabores de flores silvestres, suaves, el buqué refinado y deliciosamente perfumado sugieren un soberbio terciopelo tejido de flores olorosas, con efluvios magníficos de violeta entrelazados en las mallas.
Como esta música ágil, joven, romántica y graciosa, el paladar da pruebas de una feminidad sensual, rica de expresión, elegante, bastante misteriosa y decidida.
Este millesime 83 es el romanticismo del femenino, soberbiamente expresado por el timbre e impulso del violín.
Domaine de Chevalier 81
Grand cru classé
Sergueï Rachmaninov:
Estudios-cuadros nº 2 em lá menor op. 33.
Esta naturaleza joven y altiva, de constitución esbelta y bien delineada, aún está llena de sí misma.
Mientras el piano, muy sereno, suelta una música etérea, cristalina y transparente, ella presenta una vestimenta de tejido limón claro, orlada de oro verde bien pálido.
Bastante reservada, aun avara de expresión, ella oculta celosamente el corazón de su personalidad aromática, mientras la música, crescendo, ocupa más espacio y se anima con más intensidad. Su perfil, sin embargo, es tan rico y tan completo que algunos perfumes a pesar de todo consiguen abrir su apriete complejo y noble, acompañados de una efervescencia repentina de la música que emerge como una cima de colina.
Romántica con los helechos y una atmósfera de vegetación rastrera, apoyada por el retorno a la reserva del espacio musical, ella se pone a soñar con el pasado, exhalando esencias de frutas exóticas y de vainilla.
Franca y directa al paladar, ella exhibe una naturaleza aún intransigente, sustentada por efervescencias musicales.
Pero, bajo esta firmeza juvenil se puede revelar ternura y principalmente nobleza, que el piano retomando la melodía de la apertura, destaca en un final sereno y blando, cargado de fluidez.
Si en el momento el placer se satisface con el frescor y la vivacidad, su fuerte personalidad augura grandes alegrías en un futuro bien próximo.
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