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Foto del escritorCláudio Giordano

Pedro Mexia, superventas del siglo XVI



Pedro Mexia (1497-1551) fue un erudito español de gran erudición, escritor, cronista e historiador. Se correspondía con las luminarias de su tiempo (Erasmus de Rotterdam entre ellas) y Montaigne lo leía en traducción francesa. Silva de Varia Lección, una especie de enciclopedia, tuvo 17 ediciones en los años en que apareció (1540-1543), y pronto se tradujo al italiano (1542), francés (1552) e inglés (1571); otros setenta idiomas también lo sabían. Sus diálogos fueron igualmente apreciados.

En dos de estos diálogos (Los Dos Coloquios del Invitación, 1547) trata sobre gastronomía, discutiendo en el primero sobre los banquetes y en el segundo sobre los diferentes alimentos.

El vino aparece solo incidentalmente en los diálogos. Él dice, por ejemplo, que "mezclamos el agua con el vino para que esté compuesta y sea más rentable" y "todos saben que dos vinos mezclados causan embriaguez mucho más rápido que cada uno por separado". Él aconseja: “Entre las cosas que más debes huir es beber vino en desorden; si estás en un banquete donde beber es inevitable, debes dejarlo antes de que el vino te venza ”.

Curiosamente, ahora traducimos sus consideraciones sobre el cerdo del Segundo Coloquio Segundo del Invitación (Segundo Diálogo sobre el Banquete), edición de 1767.



(Texto original de P.Mexia en español, transcrito de la edición de 1767).


Arnaldo

Algo mejor está el tocino: digoos que es maravilloso. Pero no veis quan poderosa y enramada viene la cabeza del javalí?


Baltasar

Hermosa de verdad: pero yo asi como la vi venir, miré en derredor para ver si havia alguno que se tardasse; pero bendito Dios, no hay aqui ninguno que tenga por qué.


Ordoño

De manera que el señor Don Bermudo prueba sus amigos con cabezas de puercos, como quien pasa mula por la odreria.


Antonino

Ella está la mas tierna y sabrosa que vi en toda mi vida: aora eso es cosa grande, que javalí ó no javalí, ninguna cosa se hace de puerco que no sea sabrosa, con ser tantas, que dice Plinio que se pueden sacar del puerco cinquenta sabores diversos.


Maestro Velazquez

Segun son las cosas que hay en él, y dél se hacen desde el pie hasta la oreja, no lo dudo: y acuerdome haver leído que Quinto Quincio, Capitan Romano, estando muy temerosos los Griegos de que el Rey Antíoco venia con gran exército de pie y de cavallo, y diversas ordenes de soldados, les hizo una habla, en que les dixo que no temiessen las gentes de Antíoco; porque su exército era como una cena que le havia dado a él un hosped suyo en Caledonia, que havia sido de muchos potajes e sabores, y que parescia de diversos animales y carnes; y que todo era de un puerco cebado y manso que tenia: y que asi eran las gentes de Antíoco, todos Asianos, aunque de diversas órdenes y armas.


Arnaldo

Asi pasa, y no fue malo el exemplo pero digo que aliende del gusto y sabor no es el carne del puerco tan mal sana como comunmente piensan; porque yo me acuerdo que Galeno y Averroiz la alababan mucho, y la prefieren á las otras carnes: de manera que por todas razones podemos tener por necios á los Judios, porque no la comen.


Maestro Velazquez

Los Judios, quando eran obligados (antes que Christo padeciesse) á guardar la Ley de Moysen, no erraban en no comerla, porque les era vedado por precepto; y agora es heregia no comerla por cerimonia y creer que es verdad; pero el que no la come porque no se lo lleva el estómago, no peca en ello: verdad es que eran los Judios tan tenaces destas cerimonias y cosas exteriores de la Ley, que antes mataran un hombre que comiera de un puerco; y asi eran notados por el mundo desto: y quando el Rey Herodes mató los inocentes, entre los quales un hijo suyo, como cuenta Macrobio, dixo por él el Emperador Octaviano: que en casa de Herodes mas seguro era ser puerco que no hijo.


Baltasar

Por Dios que dix agudamente. Pero hasta agora me paresce que dura el asco que algunos tienen del puerco; porque yo se de un hombre de mi Parroquia, que presume de donoso, que vinieron á pedir á sua casa una olla prestada, y hizola dar, y dixo al que la llevaba: Sabeis quanto os va? No echeis tocino en esa olla si no, yo os juro á Dios de quebrarosla en la cabeza.


Arnaldo

Pero no mirais qué de cosas traía esta cabeza? Aína diré que es del puerco Troyano que daban los antiguos.


Ordoño

Cavallo Troyano he oído yo; pero no puerco.


Arnaldo

Pues haveis de saber que á imitación del cavallo Troyano, que estaba lleno de hombres, en dos convites desordenados de los Romanos daban un puerco entero relleno de aves de diversas maneras, con grandes especias y aderezo; y por eso le llamaban puerco Troyano. Y dice Plinio que el primero que dió puerco entero fué P. Servilio, y que Marco Apicio los engordaba con higos pasados, y quando los queria matar les daba á beber clarea ó aloxa.


Don Bermudo

Yo os doy mi fé que sería hermosa cosa el puerco entero, y que no sería mal manjar el cebado á higos: y paresceme lo del puerco á lo que havemos visto, de dar borrico entero en banquete.


Don Antonino

Así es: y tengo por cierto que aquello no se hacia sino por vanidad y ostentación, y no por gusto ni sabor; como hacían otras cosas que parescen increíbles, que ayer se trataron algunas, como eran las cazuelas de Vitelio, y los pasteles tan grandes como hornos, y otras cosas de bestialidad.


Ordoño

Tal era ella por cierto; y algo mejores son estos que comemos, aunque mas pequeños: y si el señor Maestro da licencia, yo quiero embiar uno á mi muger.


Maestro Velazquez

Para eso no es menester licencia del Presidente, porque es cosa lícita y usada antiguamente embiar de convites platos á diversas partes: y del Rey Ciro escribe Xenophon, que á los otros honrassen y preciassen mucho, les embiaba de su mesa lo que le parescia.





*Este texto fue traducido por Traductor de Google.






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