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Foto del escritorCláudio Giordano

Vino y cauim


Calvinista francés, Jean de Léry nació en 1534 y murió en 1611. De joven formó parte de una expedición a Brasil y vivió aquí desde febrero de 1557 hasta enero de 1558. Años más tarde escribió un relato de ese viaje y estancia en Brasil, publicado por primera vez en 1578. La obra despertó enorme interés, teniendo sucesivas ediciones y traducciones y es de la mayor importancia para la historia brasileña, figurando como una estrella de primera magnitud en la Bibliografía Brasiliana. La traducción al portugués se titula Viagem à Terra do Brasil; Rubens Borba de Moraes dice en una de las ediciones: “Lery tiene un valor excepcional como documento histórico, etnográfico e incluso musical. En su libro hay dos cánticos Tupi: los documentos más antiguos que tenemos de nuestra música amerindia. En sus páginas, escritas con un sabor delicioso, en el lenguaje pintoresco del siglo XVI, está toda la historia de la fracasada Francia antártica”.


Una decena de referencias vinícolas justifican su presencia en BVReppucci. Una de ellas parece curiosa e inusual. Léry escribe sobre el cauim, la famosa bebida indígena:


“Antes de que termine este tema y para que los lectores se convenzan de que si tuvieran [los indígenas] el vino a gusto, limpiarían la copa galantemente, les contaré una historia tragicómica que en su aldea me contó un mussacá, o sea, un buen y hospitalario padre de familia:


‘Una vez, dijo en su lenguaje áspero, tomamos por sorpresa una carabela portuguesa en la que, después de que todos los hombres habían sido asesinados y devorados y la mercadería existente recolectada, encontramos grandes cubas llenas de bebida que pronto intentamos probar. No sé qué calidad de cauim era, ni si la tienes en tu país; solo puedo decir que después de beber, estuvimos tres días tan postrados y dormidos que no pudimos despertarnos’.


Es probable que fueran tinajas de buen vino de España, con las que los salvajes, sin saberlo, celebraban a Baco. No es de extrañar, entonces, que nuestro hombre se hubiera sentido tan de repente aturdido.



A las personas que, a la vista de lo dicho anteriormente sobre masticar las raíces y el maíz en la preparación de la bebida, se enferman y tragan, les recuerdo la forma en que se hace el vino entre nosotros. Porque si tenemos en cuenta que en los lugares donde crecen buenos viñedos, los vinicultores, en la época de la vendimia, se meten en las tinas y cubas y con sus hermosos pies, a veces en zuecos, lastiman las uvas y aún las trituran en el lagar, veremos que suceden muchas cosas en este proceso quizás menos placentero que la masticación de las mujeres americanas. Se puede decir que el vino, cuando se agria y fermenta, desecha todas las impurezas; de hecho, el cauim también se purga...”


Jean de Léry

(1534-1611)



 

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